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LUNAS ENTRE LA ESPUMA - POEMAS




Y LA MIRO...

Sus senos redondos y suspendidos
aún almacenan fuego.
Sus muslos como dos lunas cercanas
reposan empolvados de arco iris.
La miro dormir
con su belleza inusitada
sobre lirios y sonatas.
La voz de su piel me resuena
en el cerebro.
Me abrigo a su espalda y se despierta.
Me mira y ríe
y provoca en mis oídos
alucinaciones auditivas.
¡Cómo no haberme adueñado antes
de los cristales de su risa!

DESCONSUELO

La armonía de su risa.
Su juventud madura.
El universo de sus ojos.
El alboroto de su pelo.
El rastreo de sus dedos.
El disfrute de mi cuerpo.
Su inquisidora mirada.
Su agotamiento constante.
Su lealtad agraviante.
Sus insipientes besos.
Su inmadurez de criterio.
Los tormentos del pasado.
Los lamentos del presente.
El futuro incierto.
Las teclas de mi piano.
La abundancia que no tengo.
La peste de sus burlas.
El embrujo de su piel.
La superioridad en la indiferencia.
El predominio de su ambición.
Su desacertado escape.
Los hijos que no llegaron a ser.
Un hogar de papel.
Y esta soledad...
                           que sólo es mía.

DOBLEGADA

Me empeño en volver una y otra vez
sabiendo que me rompo.

Es perturbador imaginar
su cuerpo al desnudo,

y nombrarla...
me vuelve dulce el aliento.

Para olvidarla, he bañado cuerpos de amor
y el desamor me ha ensuciado.

Veo la hora inmensa arder
cada vez que la tengo frente a mí.

En mi cementerio de caricias
he perdido la cuenta de las veces

que he muerto
deseándola.

Renuncio a todo razonamiento moral y real
y juego al suicidio, después del sexo.

DESCOLGANDO GEMIDOS

Vicio que desbordas la fuente de mis pecados
e irrumpes la moral cristiana de mis orígenes.
Manipulo, experimento, provoco en la carne
contaminando el aire de perverso deseo.
Causa pobreza de felicidad, injusticia social,
no tenerte siempre sobre mis huesos.
Tentación venenosa del templo de mi vida,
mi árbol prohibido, mi Eva, mi rojo río.
Demonio de lujuria que por encima de mis fuerzas,
desnuda, trabas como piedra mi carrera al cielo.
Consiento la tentación de tu sexo y sigo pecando.
El dios que me habita... no es tan bueno...
Puedo bañarte con la luna y secarte con mis sueños.
Mi fruta madura... la moldura de tu cuerpo.
Y hacerte perder en las olas de mis dedos,
y ser luz y sombra en tu gozo y en tus miedos.

Dulce miel de mis viajes convulsionando entre tus piernas,
golosa te bebo los fluidos que me mantienen presa en lo eterno.
Larva ardiendo tu sexo bajo la lluvia de mi deseo.
Mariposas caprichosas... mis besos en tu pecho.
Descuelgo gemidos de tu boca
hasta el clima espiritual exacto de las almas.
Y con el corazón desnudo,
para cuando en el olvido ya ni me nombres...
seguiré descolgando gemidos de tu boca hasta dormirnos
y despertaremos de madrugada, y empezaré de nuevo.
Y consintiendo la tentación de tu sexo seguiré pecando.
El dios que me habita... no es tan bueno...

NAGUAL



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